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TEXTOS SOCIALES Y OTROS ESCRITOS

Es mejor predicar con el ejemplo.

Por: Angulo Torres Melchisedech.

 

En cualquier lugar, un estado de descomposición es lo más desafortunado. Cuando las catástrofes terminan, a nadie le extraña la gran cantidad fallecidos que el desastre ha dejado a su paso. Así se ha pintado el panorama en los últimos días. La contingencia le ha costado a la ciudad una buena cantidad de causas perdidas (destrucción y muertes).

En estos tiempos dedicarse a la prevención y seguridad no es tarea fácil, pero dedicarse a la vida pública requiere de un arte. A veces se piensa sólo en cómo mueren los toros en el ruedo, cuando en estos enfrentamientos también el torero puede morir y con honor; en esta pugna entre razón humana y fuerza bestial es donde se encuentra el arte.

A los bisabuelos todavía les tocó divertirse dedicándose al ganado, y hoy ya no es habitual ver esta práctica con el mismo entusiasmo. Ello obligaba a la gente a levantarse temprano, para ordeñar, limpiar el abono, repartir la leche, atender el campo y destinarle la mayor parte del día a cuidar. La situación, dicen algunos señores, cambió cuando entro al mercado la fórmula láctea.

Tener hijos tanto como no tenerlos es igual a adquirir cierta experiencia, en ese transcurso se viven grandes acontecimientos, investigamos, hacemos descubrimientos, descansamos, aprendemos temas en general y no dejamos de experimentar en lo particular. Tal vez, como en otras disciplinas, así es como se pudo desarrollar por ejemplo la ginecología.

Al mejor punto que podemos llegar en el conocimiento es a la diferenciación entre causalidad y consecuencias. A veces nos inclinamos de un lado, luego del otro. Las buenas costumbres de las parteras determinaban más su elección que sus propias capacidades y habilidad. Así, hoy en día hay, por poner otro ejemplo, más músicos “de a oído” que de escuela.

Sin curiosidad jamás se habría llegado a la pasión, por la historia política de México, por la ciencia. Y de ahí las formas, reglas y el arte de un sistema de creencias que hay en nuestro modo de pensar lo que está por venir. Así es como también hemos forjado nuestra alegría, honradez y una capacidad para dar buen consejo a quien lo necesita.

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