Características del humanismo en la existencia.
Por Angulo Torres Melchisedech.
La concepción materialista es antagónica a la visión arqueológica. El ser no está definido, esta es la característica del humanismo. De la fenomenología se deriva el existencialismo. Los objetos son puestos en la conciencia. La imagen se presenta como el “poner” de un objeto irreal (un mundo de los objetos inexistentes).
Las emociones son atributos puestos por la conciencia: amar a alguien no es lo mismo que pensar que se ama a alguien. La mala fe cosifica la existencia del ser humano, consiste en ocultarse a sí mismo. Es la expresión fáctica del temor a la verdad. No podemos reducir la realidad de un objeto a su existencia. La conciencia establece relaciones de negación.
El ser humano introduce la nada en el mundo. La conciencia introduce la nada en el ser. Libertad como condición. De ahí que la existencia preceda a la esencia. La realidad se presenta como obstáculo o como oportunidad. El ideal operante es la acción. El ser para sí, como un perpetuo huir de lo que ha sido. El único límite de la libertad es ella misma.
La libertad está en función de una proyección (original y primitiva). La acción es contenida en la elección, libre y básica. El patriarcado es una categoría tomada de Lévi Strauss. Los otros se revelan ante la mirada, la mirada niega la alteridad. La destrucción del otro elimina la subjetividad. El existencialismo analiza la existencia de las personas en su posición individual.
La libertad se ejerce en un contexto social. Un individuo no pude crear desde cero sus propios valores. Uno es el rostro de la miseria del otro. Si la gente no tiene tiempo de ocio, no puede dedicarse a los problemas sociales y políticos o a la praxis. Ningún ejercicio de la violencia puede anular la libertad. La guerra es una suerte de ruptura existencial.
Una ética de la ambigüedad identifica una fuente absoluta que justifica la acción. Nacemos en un mundo serio, exige obediencia y exige un grado de libertad. Tratar a los adultos como niños es un acto de mala fe. La verdadera igualdad es aquella que no la reduce a la igualdad. No existe una tradición cultural de resistencia femenina.