Este fin de semana nos tocó ver el proceso electoral de Estados Unidos, relevante a nivel mundial debido a la gran influencia que tiene lo que acontece en ese país y las políticas que aplicara, y que sin duda tendrán efectos en todo el mundo, nuestro país incluido.
Los resultados en el momento de escribir este artículo, dan como ganador a Joe Biden, aun cuando Donald Trump y su equipo aún no lo reconocen y además anuncian que presentaran inconformidades legales acerca de este proceso, situación que varios analistas habían anticipado.
El panorama que tiene por delante Biden y su equipo es un escenario complicado que pudiera calificarse incluso como hostil por la polarización que se ha recrudecido en estos últimos años, debido a quien dirigió a este país en los últimos cuatro años, es un hombre que al llegar a la presidencia de Estados Unidos no tenía experiencia alguna en la función pública, con escaso compromiso con los derechos constitucionales y además con tendencias autoritarias que provocaban no solo la división social, sino que contribuía a polarizarla. Además el proceso pone a prueba a la que se considera como ejemplo de la democracia a nivel global.
Se piensa que lo que suceda ahora y los próximos dos años serán cruciales para determinar el destino del país en los años venideros.
El tema de la pandemia puso en evidencia importantes fracturas que estaban parcialmente ocultas, y que el gobierno de Donald Trump no supo enfrentar, además que la crisis sanitaria obligó a adoptar medidas draconianas que provocaron una destrucción masiva de puestos de trabajo y la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.
La inclusión de una mujer como Kamala Harris, sin duda dio con una fórmula que invito a grandes minorías a sumarse a la dupla demócrata Biden-Harris, y que quedo confirmada con los resultados de la elección y con los discursos pronunciados por ambos el sábado pasado.
Los discursos coincidieron en llamar a la unidad, y confirmar a los votantes en su esperanza de ser no solo escuchados sino incluidos en los programas de gobierno, y en donde Biden mostro su compromiso para enfrentar la pandemia de COVIT.19, como prioridad, mostrando empatía en la población, considerando como una oportunidad para identificar las fracturas y brindar soluciones que mejoren el bienestar de la ciudadanía más allá de la situación que se vivía antes de la pandemia.
Bueno si no aparece un Cisne Negro, el 20 de enero del próximo año Joe Biden y su equipo estará tomando posesión y entrando en funciones y empezaremos a darnos cuenta como se comienzan a resolver los problemas del país, así como sus relaciones internacionales.
Uno de los aspectos importantes que hay que ver, es si la «oleada imparable» del populismo que tanto el Brexit como la victoria de Donald Trump llego al mundo y le ha hecho mucho daño, con la elección de Biden nos está mostrando su terminación. Habrá que ver hasta donde la participación ciudadana que llevo a Biden al triunfo contagia al mundo para rescatar la democracia.
En el libro “LA ERA DE LA PERPLEJIDAD Repensar el mundo que Conocíamos”; décimo de la serie anual que BBVA viene dedicando a la difusión del conocimiento sobre cuestiones fundamentales de nuestro tiempo, Jan-Werner Müller en su artículo ¿Por qué representa el populismo una amenaza a la democracia?, plantea que “el populismo no debe ser entendido como una forma primaria de anti-elitismo. Por el contrario, el sello distintivo de los populistas es la afirmación de que ellos, y solo ellos, representan a los ciudadanos (o lo que los populistas suelen llamar «la gente real»). Niegan la legitimidad del resto de contendientes para llegar al poder y sugieren que los ciudadanos que no los apoyan son gente que aún duda. Igualmente se analiza el comportamiento de los populistas en el poder, y se argumenta que podemos ver el surgimiento de un patrón distintivo de gobernación autoritaria allí donde los populistas consiguen mayorías suficientemente grandes y los no populistas son demasiado débiles.
Finalmente, se sugieren una serie de estrategias para intentar contrarrestar el populismo”. Además “Cuando los populistas están en la oposición critican ferozmente a los gobiernos. Pero, lo que es clave, proclaman que ellos, y solamente ellos, representan a «la gente real» o a la famosa «mayoría silenciosa». Por consiguiente, señalan a todos sus oponentes como fundamentalmente ilegítimos. Nunca están en tela de juicio solamente las diferencias políticas, ni siquiera los valores —lo cual sería no solo absolutamente normal sino muy productivo en una democracia—. Lo que hacen los populistas es personalizar y moralizar el conflicto político: «los otros» insisten, son corruptos, «los otros» son deshonestos. No trabajan para el pueblo sino para ellos mismos (para el sistema, se entiende), o para las corporaciones multinacionales, la UE, o cualquier otra cosa. En este sentido, la retórica empleada por Donald Trump durante la campaña presidencial de 2015-2016 llegó prácticamente al paroxismo, aunque no por ello fue una excepción. Todos los populistas, de un modo u otro, comparten el mismo discurso que utilizó Trump contra Hillary Clinton”.
Hasta donde pueden llegar los populistas, ejemplo el caso de Huey Long, quien se apodaba a sí mismo el Pez Rey, que contendió a la presidencia de Estados Unidos en los años treinta , a una pregunta que le hiciera un periodista acerca de si conocía la Constitución, respondió “La constitución soy yo”.
Por todo esto es importante ver realmente que resulta de esta elección en Estados Unidos.
Gracias.