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Autora: Gabriela Cruz

Producción, calidad y costo. ¿México o China? ¡Hay tiro!

La instalación de tiendas; ¡enormes tiendas! que comercializan productos chinos en México han puesto en jaque a los fabricantes mexicanos porque pierden dinero y a sus trabajadores porque pierden el empleo. Por la gran cantidad y a la velocidad que fueron apareciendo estos establecimientos, se ha generado una competencia feroz para los comerciantes locales sobretodo en productos de bajo costo, en electrónica, calzado y textil.

No hace mucho, quizá unas dos décadas atrás, los productos de manufactura china eran considerados como artículos chafa y poco confiables. Incluso se ganaron el mote de “chinaderas” que fue como se tropicalizó en nuestro país la fusión de “china”, por el país de origen y “deras” por la terminación de la altisonante pero muy popular palabra “chingaderas” cuando nos referimos a algo muy despectivo.

Hoy dicen que la mala o baja calidad de los productos chinos es un mito. Pues en mi tierra dicen que si el río suena, es que agua lleva y a estos artículos les precede su fama… mala fama, pues. Los trabajadores mexicanos en cambio, son y han sido conocidos desde siempre como una mano de obra altamente calificada. Son una fuerza laboral diversa y – en comparación con la china – relativamente joven.

El gobierno mexicano permitió, facilitó con holgura la entrada de miles de productos chinos como parte de una estrategia para promover el crecimiento económico; sin embargo no aclaró que éste crecimiento no era para los de acá.  Empresarios, fabricantes mexicanos, llevan años pidiendo a las autoridades federales que pongan un alto o, por lo menos filtros más duros en la entrada masiva de esos artículos y lo hicieron mucho antes de que se llegara a este punto de tensión entre Estados Unidos y China por los aranceles y México capoteando a las dos naciones.

Para el cliente promedio de nuestro país, los productos chinos le resultan la mejor opción porque son baratos, novedosos y con más variedad sin embargo, tienden a estar vinculados con situaciones ilícitas, de explotación laboral, piratería y contrabando. En noviembre de 2024, se llevó a cabo un operativo en Plaza Mart en el Centro Histórico de la ciudad de México y se incautaron más de 90 mil productos chinos calificados como ilícitos.

Marcelo Ebrard explicó entonces que fue la presidenta Claudia Sheinbaum quien dio la orden de detener el flujo de ese tipo de mercancías que “están afectando a la industria del calzado, a la industria textil, a la del juguete, y no pagan ningún impuesto…”. Agregó el funcionario que “tenemos que interrumpir ese flujo. No hay industria que sobreviva con eso. Una parte importante es la relación con Estados Unidos y otra es proteger a nuestra industria…”.

En Puebla se está haciendo lo propio y nos parece que es lo mejor.  A las tiendas de productos asiáticos llega personal de Profeco, Comercio Exterior y del Ayuntamiento. Gracias a las inspecciones realizadas, unos 55 mil artículos están sujetos a la revisión de cómo entraron al país; en caso de tener una procedencia ilícita, serán incautados por el gobierno y lo que representen en dinero, será destinado a causas sociales.

Que siga la mano dura en contra de esta invasión de artículos apócrifos. Que el gobierno mexicano priorice el bienestar de la industria local en beneficio de miles de trabajadores que viven con el Jesús en la boca ante la amenaza del cierre de fábricas que, sin la ayuda de las autoridades, simplemente no pueden enfrentar la competencia desleal que impone el comercio chino. Más vale tarde que nunca, pero que lo hagan.

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