Lunes, 20 de Mayo de 2024
DADOR EXISTENCIAL
Y DONADOR VERÍDICO
(La mística del verso se hace vida, rehaciéndonos el verbo, con la pureza del
raciocinio. Así, un lenguaje nuevo nos precede, procede de Dios Padre y de su Hijo
Jesucristo, dando evidencia a nuestros pulsos y clarividencia a nuestras pausas. Por
eso, allá donde llega la fuerza inspiradora divina, todo aflora sin miedo y en poesía,
nada figura en decadencia, pues la cadencia se transfigura en floración
contemplativa).
I.- EL ENTUSIASMO DEL AMOR DIVINO
La misión de Jesús se orientó,
a transferir la voluntad divina,
a los humanos y a bautizarlos,
en su pila de firme liberación,
mediante su entrega y pasión.
Con su alza de glorificación,
purificó todos los corazones,
purgó nubes y depuró velos,
hizo fenecer el fuego del mal,
y encendió la llama del amor.
El cesión de ser embellecidos,
por la gracia que nos ensalza,
proviene y viene del Creador,
partícipe en la misión del ser,
para los demás y no para uno.
II.- LA HOGUERA DE SENTIRNOS AMADOS
El espíritu nos quiere unidos,
coaligados con la diversidad,
en continua misión amorosa,
de desposeerse de sí mismo,
para abrirse y no encerrarse.
Sentirse amados es renacerse,
retoñarse de sueños celestes,
hallarse vivo y notarse bien,
con el sigilo sabio del obrar,
y la providencia del Hacedor.
Amarse es vital para quererse,
quererse es valioso para vivir;
vivir en el amor es desvivirse,
un modo cándido de ofrecerse,
y una manera de repartir savia.
III.- EL RESPLANDOR DEL ESPLENDOR ETERNO
Cristo trajo a la tierra el ardor,
la refulgente visión de la cruz,
el soplo del cambio renovador,
el hálito níveo de la concordia,
el aura de un inédito transitar.
El aire saludable del Altísimo,
está ahí, en cualquier esquina,
a la espera de robustecernos,
con la correlación del anhelo:
ser de Dios y a Dios regresar.
Retornar al Padre es lo justo,
su amor infinito nos aguarda,
mora en nosotros cada aurora.
El Señor nos abriga en su voz,
verdadero donante de verdad.
Víctor CORCOBA HERRERO
corcoba@telefonica.net
