SEMILLA DEL FUTURO
ARMANDO VALERDI
avalerdir@hotmail.com
El neurocientífico Facundo Manes menciona en su libro “Ser Humanos”, “Vivimos en un estado
emocional. Cuesta imaginar cómo sería nuestra vida sin alegrías, tristezas, enojos o miedo. Las
emociones constituyen una parte critica de nuestra experiencia que adhieren color a nuestros
estados mentales e influyen en nuestras conductas.
De las emociones propuestas por Darwin, sin duda la que se ha estudiado con mayor detalle a
lo largo de las últimas décadas ha sido el miedo”. “El miedo; se trata de un estado emocional
negativo generado por el peligro o la agresión próxima. Cualquier otra emoción puede ser
pospuesta; el miedo, no. Además, contamos con un sistema más elaborado para protegernos;
la ansiedad. Se trata de un estado emocional negativo en el que la amenaza no está presente,
pero es anticipada, y que depende de las habilidades cognitivas que solamente han sido
desarrolladas en el ser humano. Esta característica está dada por la cualidad única que
tenemos los seres humanos de poder revisar el pasado y proyectar el futuro. Es así como
podemos vislumbrar varios escenarios posibles en el futuro y recrear, a la vez, eventos del
pasado que podrían haber ocurrido pero que no existieron realmente. La ansiedad genera que,
ante riesgos imaginarios, el sistema de alarma igualmente se dispare. Pero también cuando
empieza a detectar peligros donde no los hay y a evaluar los riesgos en exceso. Esto último es
lo que ocurre en los trastornos de ansiedad, los desórdenes psicopatológicos más frecuentes
en la sociedad moderna.
Podemos aprender a temer cualquier cosa, y una de ellas muy frecuente es el tiempo. ¿A que
le tenemos más miedo?, miedo al futuro que no conocemos, miedo al pasado por no superar
los errores cometidos, o miedo al presente por no saber vivir en el
¿A qué se le debe temer más, al pasado, al presente o al futuro? Bing chat de Microsoft Start
dice que la pregunta es más una reflexión filosófica que una cuestión con una respuesta
definitiva. Cada uno de estos tiempos tiene sus propias incertidumbres y desafíos:
. El pasado puede ser temido por los errores o las experiencias negativas que hemos vivido, y
cómo estos pueden afectarnos en el presente.
. El presente puede ser abrumador por las decisiones que debemos tomar y las realidades con
las que debemos lidiar día a día.
. El futuro es a menudo temido por la incertidumbre, por no saber qué nos depara o cómo los
eventos actuales pueden influir en lo que está por venir.
Sin embargo, muchos filósofos y expertos en bienestar sugieren que más que temer a alguno
de estos tiempos, es importante aprender del pasado, vivir plenamente el presente y planificar
para el futuro sin miedo, aceptando que hay cosas que están fuera de nuestro control.
En última instancia, la actitud hacia el pasado, presente y futuro depende de la perspectiva
individual y cómo cada uno decide enfrentar sus experiencias y expectativas. Aprender a vivir
más en el presente es un proceso que implica una mayor conciencia y apreciación del
momento actual.
La Doctora en Psicología Ana Laura Ornelas en su libro “Se dueño de tu mente” menciona que
“Investigaciones recientes han concluido que las personas pasamos más de la mitad del tiempo
pensando algo distinto a lo que estamos haciendo, y que somos más infelices cuando nuestros
pensamientos están fuera de la realidad presente. La mente humana es una mente que
deambula, y una mente que deambula es una mente infeliz. Es decir que divagar, ir
constantemente de un pensamiento a otro, de pasado a futuro, y viceversa, es el mejor
indicador de que en ese momento no nos sentimos bien, que somos infelices. El origen del
sufrimiento humano se basa en la actividad incesante de la mente. Atrapados en este mundo
de ideas, somos incapaces de disfrutar el “Aquí y el Ahora”.
La mente no para de producir pensamientos, siempre está en movimiento. Viaja al pasado para recorrer una y otra vez
aquellos eventos traumáticos donde nos quedamos atorados, recordando el dolor y repasando
diálogos interminables de lo que podríamos haber hecho y lo que deberíamos haber dicho. si
no estamos rebuscando en los archivos del pasado, estamos planeando el futuro dentro de los
parámetros de lo que ya hemos vivido. La mente no tiene la posibilidad de aceptar algo
diferente a lo que ya conoces, ni tampoco consigue manipular lo que vendrá para complacer
nuestros deseos. Por lo tanto, nuestros sentimientos están condicionados por los
pensamientos de pasado y futuro. Eckhart Tolle llama a esta identificación con el pasado y a la
continua compulsión hacia el futuro, el tiempo psicológico. Vivimos en forma compulsiva y casi
exclusivamente mediante el recuerdo y la anticipación. Esta compulsión surge porque el
pasado nos da identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de algún tipo de
realización. Ambas son ilusiones. Cuanto más nos enfocamos en el tiempo—pasado y futuro—,
más perdemos el ahora, lo más precioso que hay. ¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar
porque es lo único que hay. El eterno presente es el espacio en donde se despliega la vida, es
el único factor que permanece constante. La vida es ahora. Nada ocurrió nunca en el pasado;
ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro, ocurrirá en el ahora. Él ahora es la llave
de entrada a la dimensión espiritual. Para entender por qué nos cuesta tanto trabajo vivir en el
presente es necesario comprender la naturaleza del ego.
Recordemos la famosa frase de John Lennon “la vida es aquello que te está sucediendo,
mientras estas ocupado en otros planes”. Pues así es como vivimos la mayoría de las personas:
recordando o anticipando, pero casi nunca nos mantenemos en el momento presente”. Gracias