SEMILLA DEL FUTURO
ARMANDO VALERDI
En un mundo donde el cambio es la constante y a una velocidad vertiginosa, el único camino a
seguir es la adaptación y el aprendizaje que nos lleven a mejores condiciones de vida y
desarrollo. Uno de los cambios al que nos enfrentamos es el cambio tecnológico, y una de sus
facetas es la Inteligencia Artificial (IA), que está impactando no sólo en el mundo de la
tecnología, sino también en nuestra forma de vivir, trabajar e interactuar, por lo que debemos
analizar y aprender de sus efectos. En 2011, Klaus Schwab fundador del Foro Económico
Mundial, consciente del impacto que la IA estaba mostrando en el desarrollo de múltiples
actividades que ya habían iniciado la modificación del entorno y la forma de vivir, acuño el
término “Cuarta Revolución Industrial, para identificar y encuadrar esos avances.
La historia de cuando empezó esta nueva era de la IA la podemos encontrar con el antecedente
que se tiene más preciso y es dentro de la primera mitad del siglo XX con el matemático Alan
Turing, considerado como el padre teórico del ordenador y el precursor de la inteligencia
artificial. Turing estaba desarrollando una máquina de cálculo que recibió el nombre de
«Bombe». Con la ayuda de este enorme dispositivo electromecánico, creado en 1939 a partir
de un viejo proyecto del matemático polaco Marian Rejewski, sería posible determinar el
contenido de los mensajes encriptados por la máquina de los nazis llamada Enigma. Los
códigos nazis se descifraron a tiempo gracias a una asombrosa conjunción de factores humanos
y tecnológicos.
Bombe no hubiese pasado una prueba de inteligencia, debido a que apenas ejecutaba un
cálculo demandante y sofisticado para descifrar un enigma. Pero este esbozo de pensamiento
humano depositado en un dispositivo eléctrico mostraba ya algunos rasgos de lo que
identificamos como inteligencia. Podía hacer operaciones y tomar decisiones que hasta ese
momento solo realizaban personas «inteligentes». El programa que ideó Turing para establecer
la posición inicial de los rotores de Enigma fue una versión muy rudimentaria de una IA. Así, en
estos días, en los que suele percibirse la IA como algo opuesto a lo humano, quizá convenga
recordar que su primer proyecto embrionario se concibió justamente en la urgencia por salvar
a la humanidad de su poder de autodestrucción.
Pasada la urgencia bélica, Turing entendió que el ajedrez, un juego que históricamente ha
funcionado como una metáfora del ingenio humano, era un terreno idóneo para estudiar la
inteligencia en un dominio acotado pero significativo. «Dios mueve al jugador, y este, la
pieza ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza / de polvo y tiempo y sueño y agonías?»,
escribe Borges en un poema que repara en la misma analogía. El ajedrez se convirtió, desde
ese momento, en el conejo de indias de la historia de la IA, fue el primer gran escenario para
su exploración y desarrollo, y en la actualidad es el mejor terreno para observar qué sucede
cuando una inteligencia sobrehumana se asienta en alguno de nuestros dominios–
En los 1950s, John McCarthy acuñó el término Inteligencia Artificial y organizó la
primera conferencia sobre el tema. Fue en esta época cuando se produjeron avances en áreas
como el aprendizaje automático y los chatbots, como Eliza, que fue el primer programa de
chat. Desde entonces, la IA ha evolucionado rápidamente. Se han producido avances en áreas
como el reconocimiento de patrones, la PNL, la visión por ordenador y la robótica. Desde los
1980s, la IA empezó a aplicarse en sectores comerciales, como las industrias química y
farmacéutica.
En los últimos años, con el crecimiento de la potencia de cálculo y el desarrollo de algoritmos
más avanzados, la IA está cada vez más presente en nuestras vidas. Hoy vemos asistentes
virtuales como Siri, Alexa y Google Assistant, coches autónomos y sistemas de recomendación,
entre otras muchas aplicaciones.
En 2020, GPT el modelo lingüístico avanzado de Open AI, aportó transformaciones
significativas al mercado y a sus diversos públicos. Gracias a su capacidad para generar
texto de forma casi humana, el GPT-3 ha abierto las puertas a toda una serie de
aplicaciones, desde asistentes virtuales más avanzados hasta la creación automatizada de
contenidos.
Otra herramienta reciente e innovadora es Tess AI. Lanzada en 2016 por Pareto con el objetivo
de impulsar a las empresas con la automatización y la integración de datos. En 2023, Tess AI
reunió las mayores IA del mundo, como ChatGPT4 de Open-AI, MidJourney, Dall-E 3, Stable
Diffusion 3, Ada, LIama, todas en un mismo lugar.
Con esta herramienta, puedes realizar una gran variedad de tareas cotidianas en cuestión de
minutos, combinando el uso de Ia que generan texto, imágenes, vídeos, códigos de
programación, transcripción de audio, análisis de datos y muchas otras.
La IA desempeña un papel cada vez más importante en nuestra sociedad, aportando
innumerables contribuciones y oportunidades. Desde avances en la atención sanitaria hasta
mejoras de la eficiencia y la productividad en diversos sectores, la IA está transformando
realmente nuestra forma de vivir y trabajar. Es crucial reconocer la importancia de la IA y
explorar cómo puede maximizar y optimizar su negocio. Con la solución plataforma Tess AI
puede aprovechar las soluciones de IA para automatizar tareas, ahorrar tiempo y valiosos
recursos. El contenido de esta columna se basa en información obtenida de el magnifico libro
“Artificial”, de Sigman y Bilinkis, y de Pareto. Gracias