Lectura: subrayar las ideas principales.
Por Angulo Torres Melchisedech.
En la entrada a las facultades hay inscripciones con letras de oro a las cuales muy pocos les prestan atención. Existen columnas vertebrales afectadas por los sismos y esencias de las cuales sabemos muy poco. Tenemos construcciones donde los escalones conforman una espiral, caminos que se han hecho uno solo y el mismo.
Varias salidas con un mismo acceso. Cada camino se derivó de otro, que a su vez se deriva de otro más y así. Nuestros ancestros tenían conocimiento de que la forma de esas escaleras plantean dilemas morales. También los binarismos más comunes, el bien o el mal, azul o rojo, individuación o cuerpo vacío, Zapata o Carranza.
A los ángeles, que les interesa toda buena acción, poco les preocupa la acción de los ambiciosos. Quien solo busca los reflectores tarde o temprano es olvidado como la rama de árbol que quema el rayo y como el árbol que es derribado, por grande que sea. De ahí que los habitantes de la ciudad tengan que enfocarse en la verdad.
Los nuevos zapatistas son todos aquellos que buscan sean presos los que se jactan de una dudosa legitimidad. Los cerros y las iglesias que han sido testigos de ello no dejarán mentir. La risa es siempre repetición, como lo es de igual manera el impacto de cualquier caída. El origen de la tragedia se explica en la evolución creadora.
Muchas vidas enteras han sido reducidas a citas textuales y notas al pie, pues a ningún individuo le dará tiempo de leer todos los libros, hay que elegir cuáles son los más importantes, según el conocimiento que se pretenda adquirir y los alcances necesarios que se persigan. Aunque nadie sabrá qué decía la primera línea leída.
Sobre todo en tiempos de enfermedad se puede leer, aunque se llegue a prohibir. No es solo dar gracias por un nuevo rayo de luz, sino aprovecharlo para leernos el uno al otro, desde que alguien expresa una primera línea o párrafo. Pues cuando se indica reposo, aparte de que se recupera el cuerpo, se nutre la mente y pensamiento.