Siempre ha sido importante analizar las condiciones del entorno en que vivimos, más aun cuando el cambio es tan complejo, profundo y veloz, como el que nos ha tocado enfrentar en esta época, por lo que debemos apoyarnos y aprovechar la opinión de diferentes expertos que nos ayuden a clarificar nuestro analisis y por supuesto la toma de decisiones, sobre todo en aspectos como es la polarización social, que está presente a nivel global y afectando la forma de vida en todo el planeta, y sin duda es uno de los grandes retos que tenemos por delante por lo que creo conveniente comentar el libro de Pankaj Mishra “La edad de la Ira”, que para empezar a interpretar su mensaje, en la portada del libro lleva un gravado de Goya con la imagen de una antorcha cuyo título es: El sueño de la razón produce monstruos. El libro trata de explicar desde su óptica, los orígenes de la gran oleada de odios que parecen asolar a nuestro mundo.
Pankaj Mishra se destaca por su gran conocimiento de la historia de Asia, pero además por su conocimiento de la historia intelectual de Occidente, lo que le otorga una autoridad que pocos escritores poseen. Nos hace ver que, “el monstruo es la modernidad”, porque ha entrado en una era en la que el resentimiento y la ira son inevitables y globales.
“El mundo occidental se ha fabricado una historia rosada de la emergencia de su modernidad, según la cual la ciencia y la racionalidad emergieron como faros de luz en las tinieblas de la edad media, disolviendo viejas creencias y supersticiones, y enrumbando por el camino del progreso”.
Además dice que “Las varias revoluciones políticas que deberían haber procurado un mundo más democrático y provisto de más libertades, que se deberían haber alcanzado, quedo lejos de ello. Que “las guerras convencionales entre Estados empequeñecen ante las guerras entre terroristas y contraterroristas, insurgentes y contrainsurgentes; y además guerras económicas, financieras, cibernéticas, guerras por y a través de la información, guerras por el control del comercio de drogas y la emigración, y guerras entre milicias urbanas y grupos mafiosos. Los futuros historiadores acaso vean en semejante caos descoordinado el comienzo de la tercera –y la más extraña- de todas las guerras mundiales: una guerra que se asemeja, por su ubicuidad, a una guerra civil global, y la violencia no se limita a ningún campo de batalla o frente determinado.
Para Mishra es claro, que “las elites políticas de Occidente han sido incapaces de abandonar su adicción a trazar líneas en la arena, cambiar regímenes y reconvertir costumbres autóctonas, no parecen saber ni lo que están gestando”.
Menciona que “el mundo parece más culto, interconectado y próspero que en ningún otro periodo histórico, la miseria económica se ha aliviado en las zonas más pobres de India y China, y si bien el bienestar medio se ha elevado no ha sido equitativamente. “Se ha producido una nueva revolución científica marcada por la inteligencia “artificial”, la robótica, los drones, la cartografía del genoma humano, la manipulación genética y la clonación, una exploración espacial más profunda, y los combustibles fósiles mediante Fracking”.
“Pero la prometida civilización universal-una civilización armonizada por una mezcla de sufragio universal, amplias oportunidades educativas,-crecimiento económico sostenido, iniciativa privada y progreso personal-no se ha materializado”.
La globalización-caracterizada por capitales móviles, comunicaciones aceleradas y rápida movilidad-ha debilitado velozmente las formas anteriores de autoridad en todas partes, tanto en las democracias sociales de Europa como en los despotismos árabes, y ha generado una serie de nuevos e imprevisibles actores internacionales, desde nacionalistas ingleses y chinos, piratas somalíes, traficantes en seres humanos y hackers anónimos hasta Boko Haram. Las ondas de choque emanaron de la crisis económica de 2008, del Brexit y de las elecciones presidenciales norteamericanas de 2016 confirmaron, como escribió Hannah Arendt en 1968, “por primera vez en la historia, todos los pueblos de la tierra tienen un presente común”.
En la Era de la globalización “cada país se ha convertido prácticamente en vecino de todos los demás, y toda persona siente la conmoción de acontecimientos que se producen en el otro extremo del globo”
Las mentes malignas del Estado islámico (DAESH), se han dispuesto con particular energía a utilizar este mundo interdependiente en beneficio propio; en sus manos, internet se ha convertido en un arma propagandística de devastadora eficacia para la yihad mundial. Pero los demagogos de todos los colores, desde Recep Tayyip Erdogan en Turquia, pasando por Narendra Modi en la India y Marine Le Pen en Francia, hasta Donald Trump en estados Unidos, han pescado en las aguas revueltas del cinismo, el aburrimiento y el descontento. China, si bien abierta al mercado, parece más lejos de la democracia que antes y más cerca de un nacionalismo expansionista.
Pero el racismo y la misoginia que regularmente se exhiben en las redes sociales, y la demagogia del discurso político, revelan ahora lo que Nietzche, en su obra “La genealogía de la moral”, hablando de los “hombres de resentimiento”, llamó “toda una tierra temblorosa de venganza subterránea, inagotable, insaciable en exabruptos”.
Hay un pánico ubicuo, que no se parece al miedo centralizado que emana del poder despótico. Es más bien un sentimiento generado por los medios de información y amplificado por las redes sociales, de que puede pasar cualquier cosa, en cualquier sitio, a cualquier cosa, en cualquier sitio, en cualquiera en cualquier momento. La sensación de que el mundo gira sin control está agravada por la realidad del cambio climático, que hace que el propio planeta parezca asediado por nosotros mismos.
El panorama pintado por Mishra es desolador pero realista. La humanidad tiene las herramientas para cambiarlo.
Gracias.