Por: Angulo Torres Melchisedech
La cuestión de las palabras coexistentes
La coexistencia envuelve varios sentidos y contrae varias palabras. La cuestión es saber cuándo se hacen necesarias las palabras coexistentes. Siempre se pueden interpretar y encontrarse, arbitrariamente y a modo de buena voluntad. Si coincide con una función de la palabra puede designar. Una palabra coexistente en una mera función de contraer, dibujos de zoología maravillosa, pueden no ser palabras coexistentes.
Las palabras coexistentes no se forman necesariamente, incluyen un binarismo serial, difer(entes) no es necesariamente una palabra coexistente; función al cuadrado que al integrar cumple eficientemente por conceptos de tipo: cabe, esto, ahí. Más aún, a estas alturas, pueden manifestarse palabras coexistentes. Charro- negro es una palabra coexistente, que designa a una simple bebida preparada.
Hay palabras coexistentes que lo son accesoria y secundariamente, porque su función no coincide como tal con su contenido como palabra coexistente. Remiten a un contenido por su composición, y corresponden a un acontecimiento incorporal. El nombre de un animal maravilloso como chupa- cabras coincide con la función. Coinciden las formas y el significado, conforma dos series, devenir animal y devenir intenso.
La serie animal (y vegetal) coincide con objetos consumibles y designables, la serie de la reproducción verbal coincide con sentidos expresables. Esas dos series pueden ser conllevadas de otro modo, la palabra coexistente no halla ahí su punto de fuga. La palabra coexistente se define, pues, por la unión de varias palabras que engloban variados sentidos, no se trata más que de una definición nominalista.
En este terreno las complicaciones se elevan, cada vez hay varios sentidos enlazados y varias palabras; pero estos principios componen un sentido general formando una sola serie y organizándose. No se distingue entre un enlace, composición de sucesos que conectan y la palabra coexistente. Claramente, se puede agregar otra serie; son infinitas las posibilidades de interpretación dentro de la teoría del sentido.
Se suele interpretar el final de un primer párrafo como concepto, como modalidad y como representación, punto de inicio. Es válida cualquier serie interpretada, y no nos damos cuenta cómo la palabra coexistente se diferencia de un conjunto de conjuntos de coexistencias, y de una palabra coexistente cualesquiera que afirme la organización de varias series diferentes. La palabra coexistente estrictamente está fundamentada en un conjunto segmentado.
Su ley está condicionada por su segmentaridad oculta. Los pensamientos no se inclinan por aquello en lo que se fija el espíritu más equilibrado. La segmentaridad, tan precisa como escondida de la palabra coexistente es su función, que trata de proliferarse en la serie que se introduce. No puede existir solo ella: les llama a otras palabras coexistentes que le anteceden y le prosiguen; es como un libro que cuenta un mar de historias.
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