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“Retrotopía”

 

“Así que aquí estamos: moradores de una era de alteraciones y discrepancias, algo así como una época en la que todo (o casi todo) puede pasar, pero en la que nada (o casi nada) puede emprenderse con un mínimo de certeza de que se llevara a cabo; una era de causas en busca de efectos, y de efectos en busca de causas que muestran un grado de efectividad mínimo y en constante descenso.”

Este pensamiento de Zygmunt Bauman, está escrito en su libro póstumo Retrotopía, publicado por Paidos en 2017, y en donde el describe su visión del mundo que percibe y en donde podemos ver que mucho de lo que vemos hoy coincide en mucho con sus apreciaciones. Con este pensamiento de Bauman podemos tener una idea de lo confuso y controvertido que es el cambio que vivimos, con sus propias características, como son la velocidad, complejidad e incertidumbre.

Bauman fue un sociólogofilósofo y ensayista polaco-británico de origen judío. Su obra, que comenzó en la década de 1950, se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones como las clases sociales, el socialismo, el Holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza. Desarrolló el concepto de la «modernidad líquida», y acuñó el término correspondiente. Junto con el también sociólogo Alain Touraine, Bauman recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010. Su origen judío le orillo primero a abandonar Polonia en 1939 debido a la invasión Nazi y posteriormente por la persecución  soviética en 1968.

Zygmunt Bauman, acuñó el término de modernidad líquida a los tiempos actuales, basándose en los conceptos de fluidez, cambio, flexibilidad, adaptación, entre otros. Bauman afirma que lo “líquido” es una metáfora regente de la época moderna, ya que esta sufren continuos e irrecuperables cambios. Asimismo, lo líquido no se fija en el espacio ni se ata al tiempo, se desplaza con facilidad, no es posible detenerlo fácilmente; y todas estas son a la vez características fundamentales de las actuales rutinas diarias. Bauman causó cierta controversia dentro de la sociología con su aseveración de que el comportamiento humano no puede explicarse primariamente por la determinación social o discusión racional, sino más bien descansa en algún impulso innato, presocial en los individuos.

Hoy esta controversia causada por Bauman acerca de que el comportamiento humano no puede explicarse primariamente por la discusión racional, es compartida con estudiosos del comportamiento de la mente humana en la toma de decisiones que en diferentes estudios científicos han demostrado que cuando menos un 85% de las decisiones no son tomadas con la mente racional, sino con la mente emocional.

Ahora veamos el concepto de mundo liquido de Bauman, al plantear la modernidad líquida, se refiere al proceso por el cual el individuo tiene que pasar para poder integrarse a una sociedad cada vez más global, pero sin identidad fija, y sí maleable, voluble. La identidad se tiene que inventar, crear, se tiene que moldear máscaras de supervivencia. Llega a esta conclusión a partir del análisis histórico de los grandes cambios que ha experimentado la sociedad, en especial a partir de la lucha de clases, entre el proletariado y los dueños de los procesos de producción, a finales del siglo XIX, el desintegramiento de las sociedades colectivas, para dar paso a la individualidad en términos de ciudadanía, los cambios vertiginosos que ha provocado la globalización y el imperialismo comercial de los monopolios en contubernio con los gobiernos neoliberales, el resurgimiento de la alteridad (movimientos indígenas), el feminismo, la lucha arcaica en medio oriente, el crecimiento exponencial de la población mundial, hasta llegar a la era de las TIC, donde más se observa la problemática de la identidad en la modernidad líquida. Si antes, en el siglo XVIII, la sociedad se caracterizaba por el sentido de pertenencia del individuo muy marcado entre los distintos estratos sociales, ahora, con el auge de las redes sociales y las TIC, las identidades globales, volubles, permeables y propiamente frágiles, oscilan según la tendencia que marca el consumismo. Sin embargo, esta identidad escurridiza nos hace cada vez más dependientes del otro, y es ahí donde se encuentra la esperanza de crear condiciones de crecimiento en términos de humanidad, conciencia colectiva por el bien individual a partir del común, en copla con la naturaleza.

Podemos estar de acuerdo o no con este pensamiento de Bauman, pero no podemos dejar de lado en cualquiera de los casos la importancia de su pensamiento, sobre todo en este momento que hoy vivimos y que el comenzó a ver, vivir y experimentar en su visión de Europa y el mundo global, que sin duda podemos ver que se refleja en todos los rincones del mundo, incluyendo el nuestro.

Para concluir es importante tomar en cuenta otras de sus ideas, como que esta nueva época la debemos considerar como una época de crisis instrumentales persistentes, porque considera que además de la crisis por la separación y casi divorcio entre el poder y la política y con sus propias palabras “ por el resquebrajamiento de las principales condiciones necesarias para la acción efectiva, pues los poderes se emancipan hoy del control político al tiempo que la política se ve acuciada por una interminable pérdida de poder”, además hay que tener en cuenta otra crisis instrumental, la incapacidad y la indolencia de los políticos en el poder. Bauman dice que “La agresividad humana endémica, que se traduce una y otra vez en una propensión a la violencia, no parece haberse atenuado ni, menos aún, apagado; está muy viva y siempre preparada para colear sin apenas avisar (o hacerlo sin previo aviso).” Esto es lo que llama Bauman “De vuelta a Hobbes”.

Este concepto narra la polarización que existe entre diferentes actores, por un lado los que quieren que el mundo regrese a un pasado idealizado, que solo existe en la mente emocional, y los que quieren una nueva oportunidad de un mundo mejor, que incluye el fenómeno de la emigración que hoy podemos ver como parte de los síntomas del cambio y la ruptura con la antigua civilización, por su forma y fondo. Sin duda el mundo de hoy es un mundo complicado, como todo lo nuevo, como el futuro que pensamos y que no conocemos, por lo que brota la emoción del miedo, que se convierte en otra emoción, la ira, el enojo, y si, todo esto hay que tener presente para poder buscar el camino que nos lleve a lo que deseamos, un mundo mejor que el actual, ¿es esto posible? Gracias

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