Sábado, 17 de diciembre de 2022
Croacia ha derrotado este sábado a Marruecos y ha conseguido el tercer puesto del Mundial de Qatar 2022. El partido comenzó con un ritmo alto en el que las jugadas a balón parado fueron decisivas.
En el minuto 7, Gvardiol adelantó con un cabezazo al combinado croata en una jugada ensayada. Majer colocó el balón en la cabeza de Perisic, que lo prolongó para que el central del Leipzig mandase el cuero al fondo de la red. Solo dos minutos después, Dari puso el empate con un cabezazo en una falta lateral.
Antes del descanso, Orsic adelantó al equipo ajedrezado con un gran golpeo de interior que rozó Bono, el guardameta marroquí, dio en el palo y se coló en la portería. En la segunda parte, los dos equipos tuvieron más ocasiones para mover el marcador, pero ninguno consiguió marcar más tantos.
La selección de Luka Modric, que llegaba al choque tras quedarse a un paso de reeditar la final de Rusia 2018, apeada en semifinales por la Argentina de Leo Messi, ha conseguido el segundo bronce mundialista de su historia después del logrado en Francia en 1998. “Con el último Mundial y con este hemos puesto a Croacia en el mapa de grandes equipos”, ha dicho al término del encuentro Modric, que a sus 37 años también ha asegurado que seguirá con su selección al menos hasta la próxima fase final de la UEFA Nations League, que se disputa en junio del año que viene.
El rival de Croacia ha sido la revelación del torneo, el primer país africano en alcanzar las semifinales de un Mundial, aunque esta tarde no ha podido colgarse un metal en una Copa del Mundo por primera vez en su historia.
Como ocurrió en 1998, Croacia culminó su participación mundialista con una victoria que le ubica en la tercera posición, un escalón por debajo que hace cuatro años, pero en definitiva un grato regusto que se hace extensivo a Marruecos, derrotada en sus dos últimos duelos en el Qatar, también orgullosa de escuchar siete veces su himno nacional. Sólo cuatro selecciones pueden presumir de ello en un campeonato inolvidable para dos países que litigaron por una medalla de bronce más simbólica que valiosa, una presea que hace un mes pocos aguardaban que tuviesen a su alcance.